domingo, 22 de mayo de 2011

Maria rostro luminoso de Cristo



"dirigimos nuestra mirada a María, Regina caeli. En el alba de la Pascua, se convirtió en la Madre del Resucitado y su unión con él es tan profunda que donde está presente el Hijo no puede faltar la Madre. ¡Cuántos santuarios, iglesias y capillas están dedicados a María! En ella se refleja el rostro luminoso de Cristo. Si la seguimos con docilidad, la Virgen nos conduce a él.
Invoquemos a María santísima, que sostuvo a los primeros testigos de su Hijo en la predicación de la Buena Nueva, para que sostenga también hoy los esfuerzos apostólicos de los sacerdotes; haga fecundo el testimonio de los religiosos y de las religiosas; anime la obra diaria de los padres en la primera transmisión de la fe a sus hijos; ilumine el camino de los jóvenes para que avancen con confianza por la senda trazada por la fe de sus padres; colme de firme esperanza el corazón de los ancianos; conforte con su cercanía a los enfermos y a todos los que sufren; refuerce la obra de los numerosos laicos que colaboran activamente en la nueva evangelización, en las parroquias, en las asociaciones y en los movimientos, que con la variedad de sus carismas y de sus acciones son un signo de la riqueza del tejido eclesial.

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